A pesar de que el sector de Alimentos y Bebidas no ha sido restringido de continuar trabajando, empezamos a ser testigos de los retos que un periodo extendido de la cuarentena está trayendo a la industria.
El agregado de nuestra base de análisis, que consta de 17 líneas de producción en 8 clientes considerados pequeñas y medianas empresas, nos muestra que las máquinas se han operado 8% más de horas cuando comparamos los 30 días antes y después del inicio de la alarma sanitaria en Colombia (20 de marzo, ver gráfica), y un impresionante 22% adicional cuando hacemos la ventana de comparación más corta en 20 días.

Estos números nos confirman lo que la percepción y las conversaciones con el sector nos decían: hubo un pico de demanda por producto inmediatamente después del inicio de la alarma llevado seguramente por la necesidad de las personas de abastecerse en grandes cantidades ante la incertidumbre de las condiciones que se iban a enfrentar en el confinamiento, seguido de una lenta normalización de la misma con el paso de los días en el que el mercado ha entendido y aprendido a abastecerse en condiciones de confinamiento.
Sin embargo, cuando hacemos esos análisis a nivel individual, salvo algunas excepciones, vemos el drama que las compañías del sector están pasando ante el prolongado parón de la economía, viéndose forzadas a disminuir drásticamente su operación. En la gráfica vemos que 5 de los 8 clientes de la muestra están ahora operando menos que antes (ventana de 30 días): entre las razones que escuchamos están…
- … la caída de demanda en los canales de distribución ya sea porque los formatos de los productos son menos demandados cuando la gente está en la casa y no en la calle, o porque el canal de venta consta de tiendas y franquicias que están cerradas a la atención al público,
- la pérdida de clientes ante la agresiva acción comercial de competidores que aprovechan la coyuntura para ganar mercado a partir de reducciones drásticas de precio sabiendo que los supermercados y tiendas necesitan reducir costos también,
- la reducción de capital de trabajo necesario para pagar insumos y nóminas por la lentitud en la recolección de cartera,
- y asociado a lo anterior, la lentitud en que la cadena de abastecimiento está funcionando lo que impide muchas veces que las líneas de producción operen, entre otros.
Si vemos el detalle de las métricas de productividad, la eficiencia está siendo afectada principalmente por la disponibilidad de las máquinas. Es decir, el porcentaje de tiempo que operan las máquinas del total del tiempo programado en el turno, es menor en la mayoría de los casos.

La reducción de disponibilidad de operarios por las razones antes expuestas y la lentitud en la cadena de suministro a la hora de conseguir no solamente insumos sino repuestos o mantenimientos correctivos para las máquinas son algunas de las limitantes que escuchamos de los clientes.
La anterior situación nos anima a concluir que la medición en línea de la productividad con su consecuente automatización de la captura de datos y las capacidades adicionales que el monitoreo remoto de máquinas le puede traer al sector serán más relevantes en tiempos de crisis y para operar después de ella. Estaremos publicando más al respecto próximamente.
Image by Gerd Altmann from Pixabay